Sobre cuán indecorosamente cayó en mis manos Li Bo y de lo largo que lo cuenta este pesado narrador.

sábado, 9 de agosto de 2008

 

Hoy mi hermano me ha refrescado de cuán indecorosa manera llego a mis manos Li Bo.

Nos encontrabamos en el salón analizando a Batania y a sus poemas cuándo tras pocos poemas leeídos por mi hermano este comenzo a decaer en las profesoras y las pajas, en la sonrisa de una diosa del carrefour y elogios a la Biblia y a la fe hacia Dios qué no venian nada a cuento. Tras haber intentado defender a este poeta por parte de mi hermano y de mi en pequeñas porciones, entro este en gran decadencia incluso la inmensa verdad fue afirmada por todos los presentes incluyedonos a mi y a mi hermano. Para rematarnos finalmente,trajó mi padre un poeta por el muy conocido. Recita el primer poema, magnifico, mi hermano le confunde con Rimbaud. "Las aguas detenidas, de Álvaro Valverde", dice mi padre. El resto de la conversación sólo merece la mitad de esta línea. Yo y mi hermano pensabamos lo mismo en aquel momento, pero el fue más rápido, cogió el libro y se lo llevó a su cuarto. Fui al cuarto de mi hermano y como el que no quiere la cosa me acerqué a admirar unos libros que a la vista del otro libro cercano,no tenían ningún valor, pero mi hermano se conocio la jugada desde hacia treinta primaveras, y cogió el libro con rápidez, pero yo no ceje en mi empeño, me lanze sobre el para obtener el libro a la fuerza, la batalla no fue encarnizada pues no lo queríamos así, porque no debía haber ningún tipo de daño colateral repecto al libro; todo el mundo sabe que un libro destruido no sirve para leer y aún menos tras haberlo leeido, destruirlo, para que otro no lo lea y de esta forma no adquiera tantos conocimientos como tú y te supere y... Por dónde iva: en un momento de la batalla parecía que me iba escapar con el libro pero mi hermano me hizo un abrazo del oso y conisguió obtenerlo para siempre pero cómo seguía aferrado a su brazo y no pensaba soltar la pieza de artillería obtenida en el pillaje hizó la jugada de escurrir el bulto a dónde no le moleste por ello me dijo:
-Manu, cojé este libro que esta mazo de guay. (El ilustre lector se habrá dado cuenta de que este libro que mi hermano me alicató fue por suerte y por ventura "Cincuenta Poemas" de Li Bo)
Luego condecoró a este libro con breves palabras de gran poeta como si de un haiku se tratase en su evidente favor también de que era de procedencia china. Mi boca ya estaba por los suelos
cuándo cogí este libro, al rato estaba tan viciado como un yonki de la coca esa noche respire, dormí, y bombeé sangre pensando en el Li Bo y en el mosquito de los huevos que no me dejaba dormir.

2 comentarios:

Neorrabioso dijo...

Cabrones, lo de leer a Li Bo después de Batania lo juzgo competencia desleal. Así no hay manera de que mis engendros saquen la cabeza. Podíais haber leído a Antonio Gala, por ejemplo, y no hubiera hecho el ridículo de esa manera.

Si os gusta Li Bo, os recomiendo al poeta persa Rumi o el "Rubayyat" de Omar Khayyam, si no los habéis leído.

Hasta pronto.

Manuel Avendaña dijo...

Así lo haremos, pues mi hermano también se esta volcando por estas sendas.