domingo, 28 de junio de 2009

 

Y la mano gira sobre sus horas.
Las hojas,
se escupen desde las ventanas.
Y la mano se mostró complaciente
ante el girar de las horas.
El bosque,
deja caer la memoria.
Los anillos al vuelo.
Y las manos,
y las horas.

Maniatados árboles
sólo el blanco humo.

1 comentarios:

Anónimo dijo...
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