Luz sobre la biblioteca

sábado, 5 de julio de 2008

 

Intentando conciliar el sueño fui a calmar mi sed cuándo observe que mi padre le estaba dando un gran speech a mi hermano el cuál intentaba contener la gran lluvia de conocimientos salvando gran parte de la mesma. En aquel momento con botella en mano observe en la biblioteca del pasillo cierto libro:"Quevedo, poesía original completa". Tras este descubrimiento la ventura llevome a cambiar la vista hacia la izquierda en aquel momento lo ví: "EL BUSCÓN".

Triunfal conté mi descubrimiento a los eruditos de la habitación contigua y raudo me hize propietario del mesmo aunque eso no dijera el nombre del propietario allí puesto, mi hermano me lo pidió pero a palabras necias pies prestos y llevémelo a mi cuarto dónde investigue su autenticidad ansí cómo su calidad. Contento lo coloqué sobre la pila de libros IMPORTANTES y EN PROCESO DE LECTURA situada sobre una cómoda. A este trono tan solo se coronan 6 libros reverenciales y en proceso: "El I Ching" siempre a mano por si es necesario realizar el oráculo, "Tirant lo Blanch" que esta en proceso,"El Lazarillo de Tormes" que lo estoy reprocesando para introducirme de nuevo en la picaresca, las dos partes del pícaro "Guzmán de Alfarache" y el recién coronado "El Buscón".

Tras la ceremonia observe la inmensa pila de libros secundarios. Que pasa de "La sombra del cípres es alargada" a "Sonetos completos de Gongora" "Romancero viejo" y el diccionario de sinonimos y antonimos ansí como el de la Real Academia Española de la Lengua.
Decidí ordenarlos en dos diferentes pilas o estamentos sociales: secundarios y de repaso para los poemas.
A la fosa común fueron introducidos todo tipo de libros sin piedad. Pobre mío Cid que a la fosa fue
ansí como el Conde Lucanor y su consejero, Amadís también fue enviado sin piedad.
A la pila de categoría media fue a parar Garcilaso Gongora, Calderón de la Barca y Tirso de Molina con sus obras atribuidas dudosas.

Por el escritorio quedaron los diccionarios sin estamento o trono alguno.

4 comentarios:

fernando castro flórez dijo...

querido y amado Avendaña,
maravillome de tanta pasión lectora en momentos donde oscura senda propicia la entrega a Morfeo. Supongo que los legajos y otros cuerpos encuadernados que custodias con mimo serán restituidos a su legítimo propietario que, entretando, siente enormes placeres al contemplar cuan sabio y saleroso su hijo se muestra.

Ernesto Castro dijo...

¡Ha regresado el sistema estamental!

Manuel Avendaña dijo...

Sí, y amenaza con hacer estragos entre la población.

Chema dijo...

Jajajajajaja, es divertido.

Nunca fui capaz de centrarme en más de un libro al mismo tiempo. Quiero dejar constancia de mis denuedos por tal fin. Pero me ha sido siempre imposible.

Había oído de gente que leía incluso tres libros al mismo tiempo, pero esto supera toda posible expectativa.

Siempre fui incapaz de tomar la lectura como una tarea o algo en proceso. Si empiezo un libro puede tener dos destinos:

-Para regalo de mala fe.

-Para obsesión de mis horas siguientes. Y a veces y con mucho dolor, para regalo de buena fe.

Luego necesito un tiempo de recuperación y asimilación, que suele venir acompañado de sueños.

Nunca me fue posible tampoco llevar cualquier tipo de orden de lectura. Ni de centrarme en la literatura castellana (supongo que porque era "la del colegio", estigma imborrable que hace de Sudamérica mi fuente favorita).

Un abrazo y mucha suerte con las letras. Tanto las tuyas como las de esos maestros de la cómoda.